martes, 14 de junio de 2016

PROYECTO FINAL PDP ELE

Con frecuencia se utiliza la metáfora "encerdérsele a uno la bombilla" cuando alguien tiene una buena idea, o cuando comprendemos de pronto un ejercicio matemático, o cuando encontramos la solución de un problema. Para mí, enseñar consiste en encender la bombilla de aquellos que se sientan en mi clase apagados, fundidos (por seguir con la metáfora). El proceso de aprendizaje de una segunda lengua es lento y complejo de explicar. Los instructores de español tienen, sin embargo, una gran responsabilidad, que es la de conseguir a través de diversos recursos, que sus clases se llenen de luz, de bombillas encendidas. El curso PDP ELE me ha servido para tomar consciencia de las herramientas de las que dispongo para conseguir que esto suceda en mi clase. Ahora me siento capaz de hacerla más entretenida y fructífera mi clase. Aunque siempre he considerado la importancia de una clase dinámica y de un ambiente distendido, no ha sido hasta el primer módulo de dicho curso cuando he tomado plena consciencia del papel de un neuroeducador. La emoción como el motor del aprendizaje es un concepto que siempre intento aplicar en el aula, y compruebo con satisfacción que la curiosidad es un aspecto de gran ayuda para el estudiante. Muy al hilo de esto, otra de las enseñanzas de este curso ha sido la de "aprender por interés", esa mentalidad que se ha perdido y que ha sido tristemente desplazada por la de "estudiar para aprobar". La educación narrativa, a este efecto, nos brinda una excelente ocasión para incluir en el proceso de aprendizaje las experiencias personales de cada quien, las cuales sin duda harán que memoricemos lo memorable, pues lo que mejor se recuerda es lo que se siente. Es aquí donde podemos poner en práctica un sinfín de recursos multisensoriales que despierten nuestros sentidos y favorezcan el proceso de aprendizaje. Las imágenes, los vídeos, o simplemente, una melodía que nos recuerde un momento particular de nuestras vidas, pueden impulsar el interés del alumno por adquirir estos o aquellos conocimientos. Cuando nos falten recuerdos en los que pensar, la imaginación se erigirá como nuestro arma más poderosa. Por otro lado, nuestra actitud como instructores es esencial para que el aprendizaje se produzca de manera eficiente. Para ello, expresarse en el aula con total autenticidad es fundamental. En otras palabras, puede adoptarse el rol de profesor sin necesidad de fingir ser una persona auténtica, y esto supone llevar humanidad a clase. Asimismo, la aceptación del alumno también debe producirse. El profesor debe mostrar voluntad por respetar y aceptar a los alumnos como personas y tal y como son, y cuando sea necesario, tratar de entender lo que le sucede al alumno, ponerse en su lugar, sentir empatía por él. Reconocer los desafíos a los que se enfrenta cuando quiere aprender. Trayendo de nuevo la metáfora del inicio, un profesor debe ser consciente de lo complicado que es conseguir que la luz se encienda. Por último, el concepto de interdependencia positiva debe ser tenido en cuenta a la hora de implementar las actividades en nuestra clase de ELE. Reconocer que es posible aprender de nuestros compañeros no podrá sino dar buenos frutos y permitirá alcanzar el éxito gracias al aprendizaje cooperativo. Llegados a este punto, resulta evidente el motivo por el cual he elegido esta fotografía, que a mi modo de ver, refleja lo que ha significado para mí el curso PDP ELE. Gracias a él me siento capaz de aplicar todo lo aprendido en mis clases y de comenzar con ganas la hermosa labor de encender bombillas. Y eso es, para mí, encender la luz: enseñar, aprender, emocionar, empatizar, humanizar.
Muchas gracias a los organizadores del curso, por vuestra ayuda y apoyo constante. Espero que pronto haya un curso de características similares con el que poder enriquecerse y tan realista, aplicable y necesario como éste.

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